Un estudio realizado en la Universidad de Duke liderado por Idan Shalev investigador postdoctoral en psicología y neurociencia del Instituto de Ciencias y Políticas Genómicas de dicha universidad, presento una investigación que explica como los niños que son víctimas de acoso y violencia tienen un desgaste en su ADN que se asocia con el envejecimiento y las enfermedades crónicas.
Para realizar su investigación, los científicos de la Universidad de Duke, utilizaron los datos pertenecientes a un estudio británico que fue dirigido por Avshalom Caspi y Duke Terrie Moffitt, que llevo el seguimiento de 1.100 familias con gemelos, desde el nacimiento de los mismos en los años 90, y que contaba con muestras de ADN de cuando tenían 5 y 10 años de edad.
Los telómeros se encuentran en los extremos de los cromosomas, al igual que las puntas de plástico de los cordones de zapatillas, evitan que el ADN se deshaga, se acortan cada vez que las células se dividen, lo que limita el número de veces que las células pueden hacerlo. Unos telómeros más cortos se relacionan con una menor calidad de supervivencia y enfermedades crónicas.
En otros estudios se mostro como el tabaquismo, la obesidad, y el estrés aceleraban la pérdida de los telómeros, lo que sugiere que la longitud de los mismos, puede tomarse como el reflejo de edad biológica de una persona, más allá de su edad cronológica.
El equipo de la Duke planea explorar más a fondo los nuevos hallazgos mediante la medición de la longitud media de los telómeros en los gemelos ahora que son adultos.
Los hallazgos de este estudio permiten comprender lo trascendental que es la prevención y cuidar a los pequeños de daños que no solo los afectan en su niñez, sino en su vida y salud futura.
Neurosicoeducarnos para conocer cómo funciona nuestra sistema nervioso central y como el (medio ambiente) nos puede afectar positiva o negativamente, es fundamental para que todos podamos ser realmente responsables desde nuestro lugar y tener presente lo importante que es cuidar a las nuevas generaciones y su futuro.
Fuente: Molecular Psychiatry - Duke University.
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